Seguir siendo competitivo en un mundo cada vez más digital es un reto. Casi todas las industrias están siendo perturbadas por las fuerzas digitales, y corresponde a los departamentos de tecnología garantizar que su organización sobreviva y prospere en el nuevo mundo de los negocios, guiados desde la cima por el director general.
La transformación digital, en su definición más simple, se refiere al cambio dentro de una organización asociado a la aplicación de la tecnología digital. El aspecto de transformación de esta nueva realidad proviene del cambio de las operaciones basado en la innovación y la creatividad, más que en la simple mejora de los métodos tradicionales.
Neil Bramley, director de la unidad de negocio de soluciones para clientes B2B de Toshiba Northern Europe, está de acuerdo y añade: «Implementar con éxito la transformación digital dentro de la empresa no sólo es un paso crucial para seguir siendo competitivo dentro de un panorama empresarial en rápida evolución, sino que también puede crear oportunidades de negocio tanto en los campos existentes como en los nuevos».
De hecho, la razón de ser de una estrategia de transformación digital es sobrevivir en un mundo en el que los modelos de negocio tradicionales ya no sirven, impulsando la innovación y mejorando los procesos.
La transformación digital no solo ayuda a los empresarios a luchar contra la llamada «uberización» de la industria, sino también a satisfacer las crecientes demandas de sus clientes. Como ahora es una cuestión de supervivencia, la responsabilidad de la transformación digital recae en el director general, y no -como es tradicional en una estrategia de TI- en el director de información.
Al igual que la implementación de una estrategia en la nube, no existe una solución de transformación digital que sirva para todos. Cada empresa es individual, con necesidades y capacidades diferentes. La mayoría de las organizaciones han comenzado su viaje de transformación digital.
De hecho, Rick Vanover, director de marketing de productos técnicos y de evangelización de Veeam Software, sugiere que la transformación digital universal, en todas las empresas, está en marcha desde hace algún tiempo.
A pesar de la popularidad de la transformación digital, o más bien de su necesidad, muchos tienen diferentes definiciones de la estrategia. La descripción expuesta anteriormente ofrece una visión general, pero en realidad la naturaleza individual del proceso hace que sea difícil de identificar y describir totalmente.
Con la tecnología sometida a un cambio constante, no hay un final a la vista para una organización que está en proceso de digitalización, ya sea una empresa tradicional que actualiza sus sistemas heredados o una nueva empresa «nacida digitalmente», sugiere Michael Allen, vicepresidente de EMEA en Dynatrace.
No se trata de una transformación digital, sino de una evolución digital. Los que se queden quietos simplemente dejarán de existir, por lo que el cambio digital constante es ahora una actividad empresarial estándar».
La transformación digital es un viaje constante que crea valor en toda la organización, pero las definiciones -como ésta- son poco precisas porque «no cubren toda la historia», según David Terrar, director de conexiones de Ctrl O.
Sin un destino concreto en mente, las empresas pueden seguir el camino por una serie de vías diferentes, que conducen a posibilidades conocidas y desconocidas, de ahí la dificultad para etiquetarla.
Factor clave
Para que la transformación digital tenga éxito, ya sea en un departamento o en toda la organización, es necesario combinar tecnología emergente y madura. Como el lector sabrá, la tecnología es el factor clave de la transformación digital.

El abanico de tecnologías que hay que adoptar «puede variar de una empresa a otra», afirma Nick Mann, director de tecnología y cofundador de RotaGeek.
Sin embargo, sugiere que, en general, «la tendencia se dirige hacia las soluciones móviles y la tecnología basada en datos». Esta nueva era de desarrollo de productos basados en datos permite adoptar enfoques personalizados que se adaptan a la creciente base de clientes de una organización. Desde las empresas de nueva creación hasta las de primer orden, los datos se han convertido en el factor clave para dirigir el negocio, permitiendo conocer las necesidades de los clientes y optimizar los recursos en consecuencia».
Los datos son, sin duda, el núcleo de cualquier estrategia empresarial que pretenda transformar sus operaciones. La recopilación de estos datos depende cada vez más de la aparición de dispositivos de la Internet de las cosas, mientras que la comprensión de este flujo de datos se descifra mediante la analítica en una variedad de formas.
Esto, a su vez, crea ideas y ayuda a impulsar tecnologías emergentes como el aprendizaje automático, la robótica y la inteligencia artificial, que son clave para impulsar la innovación, mejorar el servicio al cliente y hacer realidad los objetivos de transformación digital.